Cuando me quejo desde este blog de los abusos del poder sobre los
ciudadanos, no lo hago por afición o por pasión, más bien por obligación.
Me es imposible mirar hacia otro lado cuando veo que a nuestros gobernantes, partidos
políticos, banqueros, sindicatos, patronal y medios de comunicación les importan
un rábano tu libertad, la justicia, la igualdad y los derechos civiles, siempre
y cuando éstos se antepongan a sus intereses particulares. En este tinglado, los muy ricos son cada vez más ricos, y el
resto de la población cada vez más pobre.
Hace pocos días asistíamos a la nacionalización de Bankia, que
costará a todos los españoles nada más y nada menos que 10.000 millones de
euros. Precisamente, la semana anterior el gobierno anunció recortes en sanidad
y educación por esa misma cifra…
Esta inyección de dinero público a la banca suena más a intervención
que a nacionalización, ya que la parte nacionalizada corresponde a los activos
tóxicos que se identifican con una sobrevaloración de los activos inmobiliarios
en el balance de la entidad.
Es decir, que en vez de usar el dinero de todos para atender
cuestiones de primera necesidad, lo van a usar para tapar los agujeros negros
de los bancos. Agujeros de los que los ciudadanos no son, en ningún caso,
responsables de haber cavado y no deberían ser, por tanto, responsables de
taparlos.
Los responsables hay que buscarlos en los órganos de gobierno de
la entidad en los que, dicho sea de paso, además de Rodrigo Rato como presidente,
estaban representados el PP, el PSOE, IU y los sindicatos, como nos manifiesta la editorial de El Mundo de ayer, Bankia merece una comisión de investigación.
Rodrigo Rato toca la campana en el estreno
bursátil
de Bankia (20 de julio de 2011)
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Parecería
una obviedad que este asunto mereciese cuando menos, una comisión de investigación
parlamentaria e incluso, la intervención de oficio del Fiscal General del Estado
para depurar las responsabilidades que procedan, tanto políticas como penales,
si no fuese porque Bankia ofrece 1,2 millones de euros a Rodrigo Rato para evitar su fichaje por otra entidad en
los próximos dos años, a fin de que este no comparta información privilegiada
de Bankia con bancos de la competencia.
Resulta que los 400.000 accionistas de Bankia
han visto cómo el valor de sus acciones ha caído un 62% desde que la entidad saliera
a bolsa en julio del año pasado. Es decir, que el humilde inversor que hace
apenas diez meses metiera en Bankia 30.000 euros ahorrados de toda una vida con
la creencia de estar apostando por una entidad solvente, a día de hoy tan sólo
podrá recoger 10.000 euros de su inversión. Vamos, que le han birlado
literalmente 20.000 euros.
Conclusión: Bankia ha engañado a sus accionistas,
que han perdido su dinero. A los ciudadanos nos toca tapar sus agujeros negros
y, por si eso fuera poco, Bankia ofrece ahora a Rato 1.200.000 euros que también
pagaremos todos los españoles. Pobrecito él, persona necesitada donde las haya,
que el año pasado cobró 2.300.000 euros como presidente de Bankia y este año le
habían bajado el sueldo a tan sólo 600.000.
Es altamente probable que en este país
estén pasando una de estas dos cosas: o nos estamos volviendo todos locos o
sencillamente nos están tomando por gilipollas. Algo estaremos haciendo mal…
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